Sunday, July 5, 2009

Nacimiento

Primer abismo existencial. Enfrentados al silencio. Somos empujados y expulsados. Nadar por ese túnel opresivo y angosto hasta romper las ataduras y dar aquel salto a la nada. Al cosmos perpetuo de la razón.
Un par de manos ásperas nos reciben, una masa sofocante de oxígeno golpea en el rostro aun tibio. La luz quemando el espacio blanco y brillante. De repente todo se transforma en vacío. Nos duelen las cavidades de los ojos que no podemos abrir. Los muros se han derrumbado para siempre, el calor materno se ha perdido en ese nuevo mundo frío, distante, solitario. Hemos perdido el ritmo de ese corazón que no nos pertenece, que por primera vez entendemos que no nos pertenece y se ha ido lejos, en otro cuerpo como el nuestro, pero que creímos propio. Un grito sordo nos conecta por primera vez con una voz aguda e incontrolable, aun desconocida, que nace de nuestras vísceras como una súplica. La mayor manifestación inicial de existencia. Un ritual inevitable o la muerte instantánea. Nos apoderamos de una pequeña porción de realidad.
Estamos aquí, hemos quedado solos en un ambiente hostil, rústico, impredecible. La angustia nos es suficiente hasta llevarnos a desbordar en un llanto desconsolado. Transformación radical. Conceptualización real de los cuerpos, separarnos de ese otro que hasta el momento creímos parte misma de un todo. Nuestro mundo era ese maravilloso globo anfibio donde nada faltaba hasta que nos fue asfixiando.Estamos fuera, lejos, y somos tan pequeños, tan frágiles. Represión del nacimiento. Nos enfrentamos con la inseguridad, el miedo, la desesperación, el rechazo, la impotencia. Fuimos abandonados y deberemos desarrollar complejas estrategias para sobrevivir entre tantos otros que atraviesan el mismo proceso, hacia una misma e inminente muerte.

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